sábado, 4 de septiembre de 2010

“La luna que viene de Oriente”

“La luna que viene de Oriente”


Mariel Aimé Olivo López

Había una vez… no esta historia tiene que ser contada de otra forma. Era de tarde entre las cuatro y las cinco, Miriam en compañía de su madre y su hermano la abordo una llamada en su departamento.

-Buenas tardes me llamo Amín, vi en el periódico sobre el departamento que alquila, quisiera informes -

Ella con voz extraña y frunciendo el ceño-Está bien ¿podrá venir mañana a las seis de la tarde?, le mostraré el departamento-.

Al día siguiente el sol se ocultaba y se reflejaba a través de los cristales, abre la puerta y se sorprende al ver a Amín, un joven con túnica a rayas, gorro, alto, delgado, con barba, ojos aceitunados, de pantalones azules y camisa blanca. Él también se sorprende primeramente saluda

-Salamalenco-

Y ella no sabe que responder, con cabello largo, delgado, ojos azules, piel blanca, nariz respingada, pantalones blancos, sandalias y blusa azul.

-no recordaba que iba a venir a esta hora, ¿usted es Amín verdad?-,

Él con la cabeza contesta sí.

Miriam le mostró con mucho esmero todas las habitaciones: la cocina, las tres recámaras, los dos baños, el cuarto de estudio. Amín aceptó las condiciones transcurrió el tiempo y se mudó al tercer día; al cabo de un mes Miriam fue a cobrar la renta un poco intrigada porque no escuchaba ruido, tocó la puerta.

-vecino, vengo a cobrar la renta, espero no interrumpirlo-

Amín estaba tomando té. Pidió esperara un momento, ella se sintió un poco incomoda al ver que el joven estaba haciendo oración, al terminar éste, le ofreció pasar, le dio el dinero y comenzaron a conversar, Amín le contó que era Árabe, que venía de Marruecos, que en su país era comerciante, vendía alfombras con su familia, tenía 28 años y venía de intercambió para estudiar seis meses, en la familia eran seis, tenía dos hermanas y un hermano, su religión era el musulmán, que creía en Alah y él Corán. Y que prometida vivía en su país.

Miriam le contó que nació en Jalapa Veracruz, estudiaba la carrera de idiomas, también era comerciante, tenía una tienda de ropa y accesorios, de 24 años de edad, tenía novio.

Pasaron los días y simpatizaron, Amín invitó dar un paseo a la chica, fueron al cine, luego a comer y por último al parque donde ocurrió algo muy extraño, Amín estaba reflejándose en el agua de una fuente y aparecía también la luna, entonces Miriam lo tomó de la mano, le dio un beso en la mejilla, él le dijo que pareciera que lo conocía de toda la vida y se hicieron novios. Al cabo de ocho días, terminaron con sus respectivas parejas. En casa de Amín ardió Troya. Pues nunca se imaginaron que fuese a dejar colgada a su novia.

Después de que Amín terminó los seis meses de estudió regreso a su país, pero habló con su familia y a los tres años exactos regresó a proponerle matrimonio a Miriam, la cual aceptó, se fueron de luna de miel a Cancún, al cabo de unos años tuvieron tres hijos Jalín, Kalín y Malín, seguido uno de otro, los tres los adoptaron las dos culturas la árabe y la Mexicana, Malín usaba velo a los trece años le gustaba la carne de camello, escuchaba el Corán en la Mezquita y el oro que le regalaba su papá, de México le gustaban los chiles rellenos, el mole y el chocolate, sus demás hermanos de diez y cinco años, también tenían sus propios gustos Jalín y Kalínambos usaban túnica , también le gustaba mucho la carne de camello, agradar a Alah, ayudaban, daban obsequios a su dios y pasaban horas horrando en la mezquita, pero de Jalapa les gustaba ir al cine, comer palomitas, el picante, los tacos y molotes, andar en bicicleta. Vivieron Amín y sus hijos felices para siempre junto con Miriam en México, pero cada que podían iban a Marruecos a visitar a la familia de Amín, llevaban toda clase de obsequios y compraban cosas para traer a su hogar.